viernes, abril 01, 2005

III

Se perturba mi alma
Con el deseo de la tuya…
Se agita, convulsiona enardecida
-¡La resignación -grita desesperada-
-Es para los muertos!
Y mi cuerpo se niega
a sentirse muerto.
Y mi ser se rebela
No acepta, no se resigna
A no sentirte,
A no reposar en ti,
A no sentir tu aroma,
A no sentir tu piel;
A saberte lejos…
Muy, muy lejos.

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