Sin brújula

Quiero llorar porque te amé demasiado,
quiero morir porque me diste la vida,
ay, amor mío, ¿será que nunca he de tener paz?

Vinicius de Moraes
Canción del demasiado amor

Navega sin rumbo mi corazón
vagabundo deambula mi cuerpo
entre las mareas de otros cuerpos
y cuento en eones los días de mi soledad
y cuento en años luz el vacío de mi corazón

¿No queda nada en mí que pudiera volver a amar?
¿No queda nada en mí que pueda volver a ser amado?

Sexo sin razón y sin sentido
que me ha dejado asqueada, vacía
un cuerpo hoy, otro mañana... fugaz placer
nada para el alma, nada para el corazón
un enorme agujero negro
ha extraído todo cuanto de bueno en mí habita
la máquina de amar se ha descompuesto
ya no sirve más.

la imagen fue bajada de aquí

Ayer

(José Cruz Herrera, "Soledad")

Y no tener que acordarme de este olvido que sube
para nada, para borrar del pizarrón tus muñequitos
y no dejarme más que una ventana sin estrellas.

Julio Cortázar "After such pleasures"

Ayer, asida a tu brazo, mientras caminábamos
-y llovía-, bajo el paraguas
volvieron a mí los recuerdos
la nostalgia, la tristeza
por lo que ya no fue más entre nosotros.

Esta mi soledad de ahora
que se encarga de recordarme
cada día, cada instante, que está conmigo
y que no quiere partir de mi lado
como lo hiciste vos un día hace ya mucho tiempo.

Ayer, asida a tu brazo, te extrañé tanto que dolió
y me sentí de nuevo tan sola.

hoy, que no tengo un brazo del cual asirme y que sea mío
hoy, que no tengo otras manos que estrechen las mías
hoy, que mi cama es tan grande y las sábanas tan frías

Ayer, asida a tu brazo sólo por unos breves instantes
y después la soledad y la lluvia y nada más.

Vacío

Sin saber lo que era
esperaba sentirlo un día

Mi alma desesperada
mi corazón hecho pedazos
suplicaban por su llegada

Ahora está aquí
no sé desde cuando
pero ha llegado

Y no podría decir si ahora es mejor que antes...
Ya no sé nada
ya no quiero nada

con el vacío han llegado también otros huéspedes
la desidia, la tristeza, la soledad del alma...

Qué haré?
el dolor persiste
es diferente pero continúa allí...

Y no podría decir si ahora es mejor que antes...
ya no sé nada
ya no quiero nada

El vacío lo ocupa todo
mi alma, mi corazón, mi cuerpo
nada me llena, todo desaparece
¡es el vacío!
¡es el vacío!
¡es...

Anatema

(Francesca Ferrari, Piccola Donna)

Me pides que lo sepa todo
Que dé una respuesta satisfactoria a cuanto me preguntas:
No sé nada, no quiero saber nada!

Dame un respiro
No me aceches
No me acoses
No respires en mi cuello
No prolongues mi tortura

Ni yo misma sé a dónde voy
Ni yo misma sé qué quiero

No tengo brújula
No tengo norte
No tengo un puerto al cual querer llegar

Como un vagabundo
Como el errante condenado
Deambulo por la tierra
Anatema que rubrica mi camino
El no tener rumbo cierto que seguir

Déjame sólo vagar
Déjame sólo arrastrarme
Déjame que conserve la ilusión
de que algún día llegaré a cualquier lugar.

en uno de estos días

(Auguste Rodin, L´éternelle idole, L´idolo eterno, 1889)

En uno de estos días...
En uno de estos días llegará el momento
del encuentro tan esperado,
tan temido, el deseo reprimido será libre,
los cuerpos anhelantes se enfrentarán.
Piel contra piel: cuerpos que se buscan,
se presienten en la cercanía de unos pocos metros,
en los breves instantes a solas,
en las miradas furtivas.

Es deseo, es el placer prohibido,
la tentación de sucumbir
y dejarse llevar por ese instante pleno
en el que irrumpirás por fin en mi carne,
en el que explorarás secretos lugares y con tu firmeza
sacudirás todo mi cuerpo.

Te siento, te presiento,
en los sueños cargados de imágenes
de roces, de caricias, de gemidos,
de suspiros y obscenidades tenuemente susurradas al oído. En uno de estos días…
todo esto será más que palabras.

Lid

(René Magritte," Los amantes")

Solo en la palabra, luna inútil, miramos

Cómo nuestros cuerpos son cuando se abrazan,

Se penetran, escupen, sangran, rocas que se destrozan,

Estrellas enemigas, imperios que se afrentan.

Jorge Gaitán Durán

"Se juntan desnudos"

Malignos deseos
Perversas intenciones
Me asedian.

Recuerdos imborrables
Que imploran volver:
Somos sólo tú y yo
En esa imagen de los cuerpos que se juntan,
Que ante la mirada de la noche
Se enfrentan en la lid.

Esperando un vencedor
Recorremos cada centímetro del lecho,
De la habitación
En el juego de escondernos,
De buscarnos, de atraparnos,
De poner trampas, de alzar las armas,
¿Quién es el cazador y quién la presa?

Al final, cuerpos sudorosos,
Respiración agitada.
Ese estado maravilloso posterior
A la satisfacción de la faena de caza,
Maravillosa faena,
A la que ansío cada día
Regresar una y otra vez
Con el dolor, con la tristeza
De los sueños imposibles
De lo que ya no podrá ser más.