El último de los románticos

Hoy al despertar, como siempre, eché una hojeada a los titulares de las noticias en la prensa local y me encontré con una noticia que por su magnitud me dejó conmocionada, decía que el presidente cubano, Fidel Castro fue intervenido de urgencia por una hemorragia intestinal y que entregó temporalmente el poder a su hermano Raúl.

Después de leer esto encendí la radio para escuchar las noticias (en esta emisora que se llama como una de las últimas consonantes del abecedario español y que es escuchada por medio país...sí, esa misma) y entre la situación del Medio Oriente, la marcha en México por las dudosas elecciones presidenciales, la corrupción de nuestros políticos y las notas de actualidad, también se hablaba del actual estado de salud del mandatario cubano y las reacciones de las personas frente a esto.

En todo esto lo que veo es cómo la actitud de muchos se asemeja a la de buitres,a la espera de la muerte de su posible presa para poder irse sobre ella. Lo más triste de todo es que parece que nadie se ha detenido a pensar en lo que significa que un gobierno como Cuba aún exista en nuestro mundo actual. Inmersos en los avances tecnológicos, las guerras, los TLC, si sube o no el dólar y otras cosas por el estilo, pareciera que no vieran más allá, que no se dieran por enterados de lo que realmente ha sido Cuba para el resto del mundo.

No soy ajena a la realidad del pueblo cubano, y tampoco creo, ingenuamente, que el comunismo sea la solución; también he leído sobre la incoherencia entre el nivel de vida de Castro y de su familia vs. el de los cubanos; y como latinoamericana, siento dolor por ellos. Pero lo que trato de hacer es mirar un poco más allá y darme cuenta de que con la caída de un gobierno como el de Cuba, ya no habrá quien haga oposición al sistema capitalista y todas sus bizarras variantes modernas y como cada día más Latinoamérica es arrastrada en dirección opuesta a su herencia y espíritu autóctono y cómo nos perdemos en la masa globalizada, y así, de a poco, lentamente, utopías literarias como "Galaxias como granos de arena" de Bryan Aldiss, se harán realidad; quizá muchos no alcancemos a verlo, pero se trata de abrir caminos que perduren y por los que puedan transitar las generaciones futuras.

Es por ello que la inminente desaparición de uno de los últimos románticos que quedan en el mundo, en nuestra latinoamérica, de un heredero de Martí, debería trasladarnos a un estado de reflexión y crítica sobre qué es latinoamérica y qué hacemos nosotros aquí.