—Dame rápidamente mis botas de siete leguas para
ir a atraparlos. ¡Muévete, mujer! –se impacientó el ogro.
Charles Perrault
(Pulgarcito)
Era difícil sacarme todo ese amor del alma
recorría caminos infructuosos sin llegar a ningún lado
enfrentaba mi piel a otras
buscando con ello borrar las marcas
que la tuya había dejado en mí
nada, nada me permitía avanzar
y continuaba allí
sumida en el dolor y en la oscuridad
entonces un día resolví el asunto
fui a la página número seis de un libro de cuentos de hadas
y allí estaban: eran hermosas, de fino cuero...
las botas de siete leguas!!!
sólo con ellas he logrado que mis pasos
vuelvan de a poco a la normalidad
aún no encuentro un príncipe azul
ni he podido convertir a ninguna rana
pero sé que pronto lo haré
tengo la eternidad para hacerlo.